Los 4 Evangelistas
Forman parte del
Nuevo Testamento y pertenecen al canon de las Escrituras. Es casi seguro que los evangelios de
Lucas y Marcos se publicaron en los años 62-66 inmediatamente antes de la ruina
de la nación judía anunciada por Jesús. El de Mateo es un poco posterior: en
los años 80. El de Juan, el más tardío, fue publicado después de la muerte de
su autor, en los años 95-100.
Mateo
Este Evangelio está destinado a los
nuevos cristianos de origen judío. Parece estar datado en los años 80 y habría
sido redactado en Jordania o en Siria. El autor es manifiestamente un judío
impregnado de cultura bíblica que ha llegado a ser cristiano. Escribe, con
numerosas referencias al Antiguo Testamento, para judíos que han elegido seguir
el camino de Jesús. En su texto aparecen las tensiones entre judíos, sobre todo
respecto a los que han abandonado su universo judío para reconocerse en Cristo.
Mateo, preocupado por señalar la continuidad entre estas comunidades, comienza
su testimonio con una genealogía que presenta a Jesús como el descendiente de
David. A lo largo de numerosas referencias a la Escritura, presenta a Jesús
como un nuevo Moisés, que interpreta y lleva la Ley a su raíz. El autor hace
entender que extraños a su pueblo reconocerán a Jesús. Explica que la Ley judía
se convierte en una ley interior, que consiste esencialmente en amar al
prójimo.
Marcos
Su Evangelio, el más breve de los cuatro,
es el más antiguo, redactado entre los años 65-70, probablemente en Roma. Según
algunas tradiciones, Marcos habría sido discípulo de Pedro. El libro está
destinado a un público, quizás romano, sacudido por las persecuciones de Nerón
y que conocía mal el judaísmo palestino. Marcos cita poco la Biblia, y explica
las palabras y los usos judíos. Su escritura griega es popular, fácilmente
accesible, llena de vida. Presenta un Jesús libre, que rechaza ser el Mesías
político y real que los judíos esperaban. Está abierto a los no judíos. En su
texto, es el centurión romano, es decir, un extraño al mundo judío el que da la
clave final: «Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios». En el centro del
Evangelio, la cruz. Todo lector comprende así que también él debe correr ese
riesgo.
Lucas
La tradición hace de Lucas un compañero
de Pablo. Su Evangelio habría sido escrito hacia el año 85, en Antioquía,
después de la ruina de Jerusalén y de la destrucción del Templo en el año 70.
La escritura parece ser la de un hombre de cultura griega, que se dirige a
comunidades griegas anteriormente paganas, lejos del judaísmo. Su segundo libro
se titula Hechos de los Apóstoles y forma igualmente parte del Nuevo
Testamento. Estos dos libros constituyen la primera historia del cristianismo,
comenzando con el nacimiento de Jesús hasta la llegada de Pablo a Roma, sesenta
años más tarde. Lucas incluye algunos episodios ausentes en los otros
Evangelios, como, por ejemplo, el del Buen Samaritano. Insiste en el hecho de
que la Buena Nueva no está reservada a los judíos.
Juan
Este texto, muy diferente de los otros
tres evangelios, parece ser el resultado de una larga elaboración literaria,
que desemboca hacia el año 90, probablemente en la región de Éfeso, en la
Turquía actual. Se dirige a un público apasionado de filosofía griega. Es una
obra meditativa, que relata pocos acontecimientos. Juan insiste en la relación
estrecha que une Jesús a Dios. Su texto es el único que relata las bodas de
Caná, el encuentro con la Samaritana, el lavatorio de los pies. Se presenta a
Jesús como el Verbo, la Palabra de Dios. Juan insiste en la dimensión simbólica
de los acontecimientos, de los signos que relata, que cada uno debe reconocer.
Símbolos de los Evangelistas
El león representa a Marcos porque su Evangelio comienza
hablando de San Juan Bautista, que clama en el desierto. Su voz es como la del
león, un animal fuerte y noble, como lo será Jesús. El toro es Lucas porque empieza hablando del sacrificio de Zacarías a Dios y el
toro es el símbolo del sacrificio, el deseo de una vida espiritual que permite
al hombre triunfar por encima de las pasiones animales y obtener la paz. El águila simboliza a Juan porque esta ave se considerada un animal sabio y
clarividente, que cuando vuela mira directamente al sol, y el Evangelio de Juan
es más abstracto y teológico que los demás. Finalmente, el ángel es Mateo, porque es el único que habla de la genealogía de
Cristo, el Hijo del Hombre, y además representa el amor divino, enviado por los
ángeles (mensajeros de Cristo) a los humano.